¿Quién es Rafa? Hasta yo mismo hace poco creía saber la respuesta, pero me he dado cuenta que no. Rafa nació un lluvioso 6 de diciembre en 1968. Quizá por eso le gustan tanto los días y las tierras lluviosos, fríos y melancólicos, la música que sale del fondo del corazón. Tuvo una infancia muy rara, la vida en los pueblos era entonces muy distinta a lo que ahora conocemos. No sirve de nada lo que se ve en las películas. La realidad siempre es infinitamente más dura que lo que ahora nos venden. En demasiados momentos se preguntaba por el sentido de todo aquello. Ahora comprende que era la fragua de la vida la que iba moldeándolo, uno de los últimos forjados a mano en esas forjas. He visto cosas que vosotros no creeríais, naves de guerra ardiendo en el hombro de Orión, rayos C resplandeciendo en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhausser. Todos esos momentos se perderán como lágrimas en la lluvia. Algún día..., quizá algún día. Te enseña a ver la vida de otra forma. Muy distinta. Te convierte en un mago poderoso.

Rafa hizo físicas sin convencimiento, aunque al final acabó amando esa profesión y la lleva con orgullo en bandolera. Ya entonces comenzó a pagar sus errores. Cayó en el AIDO, donde la lógica se retuerce hasta no tener sentido y descubrió que la vida es terriblemente injusta. Aprendió un par de lecciones, y le sirvieron para entrar en DextroMédica, una empresa de electromedicina de las que hacen callo. Fue lo mejor. A partir de entonces muchas cosas comenzaron a cobrar sentido, aunque sabe que tanto lo mejor como lo peor están por venir. Apostó por un sueño y se fue a la Universidad, donde una de cal y una de arena lo mantienen precariamente a flote, cada vez con menos sueños y más cicatrices en el alma, pero adelante, siempre adelante.

Y en el otro lado, siempre en el otro lado.

Ahora sigue persiguiendo un sueño, lleva ya mucho tiempo tras él y ha pagado precios muy altos, ha cometido errores de esos que no terminan de pagarse nunca. Hace poco la vida le largó una andanada bajo la línea de flotación y estuvo varias semanas navegando con las bodegas inundadas, a punto de zozobrar, achicando, reparando vías de agua y arrojando por la borda los pocos sueños que le quedaban para no hundirse. Fue duro, pero otro Rafa salió de allí, más fuerte, con menos adornos, con la cabeza fría y el corazón blindado. Como Gandalf el Gris que luego fue Gandalf el Blanco. Nunca se sabe.

Le encanta el cine, leer casi todo, la ciencia ficción, escribir, la música, la música celta, le encanta perderse por el mundo y le chifla soñar despierto. A estas alturas espera poco, pero espera que algún día, en alguna parte, algo salga bien. Que un día diga: esto no me puede pasar a mí, esto es una broma, ¿dónde está el truco? Encontrar un día a alguien especial. Ser feliz.



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