Ahí estás viendo la Catedral, y poco más, porque esta foto es más mala...Si quieres verla en realidad tendrás que subir al Castillo. Luego hablaré sobre él. Ahora toca hablar de Segorbe. Por cierto. Yo soy hijo de Segorbe, pero mi casa es toda la comarca, todo el Alto Palancia. Mi casa es Jérica, Viver, Altura, Castellnovo, Algimia de Almonacid,...mi casa está allí, en mi corazón. Poco a poco iré poniendo fotos y hablaremos de estos sitios. Hasta ahora, sólo he conseguido robar estas fotos de otra página web. Es muy buena, ordenadita y todo eso. Yo, como me gusta la poesía, te iré contando lo que viene a mi cabeza, como si fuéramos paseando y hablando.
El origen de Segorbe se pierde en la noche de los tiempos, y no va de coña. Es de origen celtíbero, es la antigua Segóbriga, que en celtíbero significa ciudad fortificada y amurallada. Alrededor de la ciudad hay un montón de yacimientos prehistóricos. Segóbriga sale en las crónicas de Plinio y Estrabón, y fue una ciudad con un par de cojones. Fue estipendiaria, o sea, que les hizo la puñeta a los romanos hasta que cayó y luego se las pasó canutas. Nada comparado con lo que le pasó a Teruel, pero eso es otra historia, y será contada en otra ocasión. Aún así, Segorbe tenía derecho a acuñar moneda. La muralla que queda y rodea el casco viejo es de origen romano, de calicanto y con palos de olivo para trabar, medidas estándar de la época, etc. Lo que pasa es que está un poco chunga. Mi padre me ha contado cuando él era pequeño y todavía quedaba mucha más muralla. Aunque la que se ve ahora es impresionante. También tiene un acueducto romano. No es tan bonito como el de Segovia, pero alucina. Queda alguna puerta de entrada a la ciudad. El Arco de la Verónica es una de ellas. Un arco de los de más bella factura en la Tarraconense. Los segorbinos también llamamos a esto la Cabecica de Nuestro Señor, porque detrás del arco, en esa sombra negra que se ve, hay una imagen de la cabeza de nuestro señor. Por cierto, el churro es el idioma autóctono y oficial de este rincón todaví por conquistar por los Romanos.
Las malas lenguas dicen que en muchas casas del casco viejo hay sótanos y pasadizos. Es verdad. Yo he entrado a alguno de ellos, he sabido de gente que tapaba otros, una pasada. Pero cada día es más difícil verlos. Hay otra puerta, la de la torre de la cárcel, pero no he pillado foto. Maja también. Y la torre del Bochí, y el paso de ronda que las une. Algo de ver. Luego, pues como los de aquí tenemos el genio cortico, les hicimos la puñeta a los romanos un poco, pero la fiebre pasó. Fue uno delos primeros sitios en los que se puso una silla catedralicia, y el obispo de Segorbe estaba en todos los cotarros de concilios en Toledo y todo eso. por allá por el 400. La catedral también es una pasada. Dicen que se asienta sobre una iglesia románica que luego fue mezquita que luego fue gótica y luego neoclásica. Como no había tele, había que hacer algo. Al final el claustro es gótico, pero majo de verdad. La iglesia es neoclásica y el campanario aún se preguntan dónde meterlo. Tiene la base trapezoidal, 36 metros de altura, tenía dos órdenes de campanas, aunque ahora sólo hay uno...Tenemos un museo catedralicio con piezas de valor e interés. Y alrededor del claustro hay capillas y gente enterrada. Un sitio agradable. En el 36 aquello llevó palo, porque cayó en zona roja, y durante el frente de Teruel en el Seminario estaba el Alto Mando y las bombas caía a capazos. Luego llegaron los de Regiones Devastadas, se llevaron lo poco que quedaba de valor y reconstruyeron lo que les pareció. Y si no, miras el Palacio del Obispo o el Ayuntamiento y te cagas en muchas cosas. Y es que en los pueblos nos toman el pelo. Vamos a pegarle un vistazo al mapa y te diré más o menos dónde está cada cosa.
El uno es el castillo. Está en lo alto de un monte (que raro), al lado tiene otro monte, el de San Blas, donde hubo un convento y luego un fuerte y luego un camping. Por debajo del castillo está el casco viejo, todas las calles retorcidas, estrechas y con unas casas típicas de Aragón, con la cuadra abajo, la vivienda en medio y arriba la porchada. El castillo era el antiguo alcázar de los reyes de Aragón. Aquí fijó su residencia Martín I el Humano. Aquí murio su esposa Doña María de Luna. Aquí se fraguó parte de la historia de Aragón. Durante las guerras carlistas (siempre en líos) pusimos nuestro granito de plomo y cascamos de lo lindo, para lo que se reforzó lo que quedaba del alcázar. Con sus piedras se había edificado el Hospital, al final de la glorieta (un hospital de los de antes). Al lado del Hospital estaba el cuartel del Batallón de Cazadores de Segorbe, que tuvo una destacada actuación en la guerra de Marruecos: no dejó títere con cabeza. El dos es la iglesia de Santa Ana (en churro se pronuncia Santana). El tres, la iglesia de San Pedro. Era una antigua mezquita árabe, con el techo de madera, pequeña y bonita. Aquí con los árabes pasaron cosas curiosas. Nos invadieron, como a todo el mundo, pero esto les gustó. Tenemos nombres árabes por muchos sitios. Luego vino la reconquista y todo eso, y el espabilado del moro que había en Segorbe pues negoció con los cristianos y estuvo aquí una buena temporada. Los de Segorbe echamos a los moros de Valencia cuando tocó, con el Jaime de Aragón, y no es broma. También curramos a esos tíos de las germanías, peo fue más tarde. Pegamos poco, pero donde pegamos no sale pelo. Palabra.
Los árabes nos dejaron el riego. Segorbe está en el medio de una fértil vega bañada por el Palancia, entre la Sierra de Espadán y la Calderona (esas dos sierras son muy nuestras, pero eso es otra historia, y será contada en otra ocasión). Los árabes se encargaron de balsas y riegos. Y las leyes del riego son de lo más antiguo. Como el tribunal de las aguas, pero de pueblo, con boina y ajá. Para eso te pasas por la plaza del Almudín. Debajo de ella hay un par de aljibes para cuando la ciudad era sitiada. Por cierto, esta noche iré a mandas y me tandaré para regar en Marroyo. Una cosa para ver con el corazón, no con los ojos. Es lo difícil de estos pueblos. No se ven bien sino con el corazón.
El tres es la iglesia de San Pedro. En el cuatro verás la muralla y el acueducto. En el cinco la torre del bochí y más muralla y acueducto. En el siete la torre de la cárcel, en el ocho un palacio de 1789 (+ó-) que antes era juzgado y ahora museo. El diez, la puerta de la Verónica, el once, la catedral. En el mapa se han perdido el seminario debajo del diez, la iglesia de San Martín (en churro de las monjas encerradas) es el doce, la glorieta... En fin. El encanto está en perderse por sus calles llenas de geranios, con casas menudas y encaladas, con gentes viviendo tranquilas, donde los cielos son estrellados...
Luego toda la peña del montón va a los cincuenta caños, una fuente que hay en el río. Yo es que paso de las multitudes. Huye de los caminos transitados. Alrededor de Segorbe tienes la Cartuja de Vall de Christi, fundada en el 1300 en un paraje parecido al valle de Josafat. Una cartuja inmensa, los claustros más grandes de Europa, no resistió a la desamortización de Mendizabal. Su piedra fue vendida y la tierra terminó en campos. Mala suerte. Ahora puedes ver lo que queda, e impresiona. Ya seguiré contando cosas de mi pueblo. Ya hablaremos. Pero ante todo, no sigas las sendas transitadas. Piérdete por donde tu corazón te diga.
Aquí tienes un par de mapas. El primero para localizarnos geográficamente. El segundo para ver los límites de la comarca, que con el tiempo tomará su independencia como el País Churro Libre (PaChuLi). Pero eso es otra historia, y será contada en otra ocasión
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